El libro plantea una historia multicultural de la música occidental desde una perspectiva sociológica atenta a los factores de intercambio con otras tradiciones, dentro y fuera de Europa. En esta perspectiva se comparan los tres grandes géneros: música culta-clásica, jazz y rock. Desde este enfoque se critican tanto las narraciones tradicionales de la historia de la música occidental, como los enfoques posmodernos que sólo subrayan la diferencia. En este sentido, en el relato se analiza el nacimiento del discurso de la música como lenguaje de la Humanidad, la idea de la armonía universal. Como derivada muy importante, se analiza también el papel de la música en la política y las relaciones internacionales, llegando hasta el protagonismo de figuras como Barenboim o Bono (de U2), cada uno en su sitio. Sobre este trasfondo, la historia del violoncello opera como lo hacía el instrumento originalmente, como base sonora, sobre la que se van proyectando y concretando los cambios analizados.