Autores:
Andrés Antebi y Pablo González, Miguel Alonso Cambrón, Jaume Ayats, José Manuel Berenguer, Manuel Delgado, Noel García López, Clara Garí y Daniel López Gómez
Barcelona: Orquestra del Caos-Institut Català d'Antropologia, 2005, 112 pp.
Disponible también en: www.antropologia.cat [último acceso: mayo 2008]
Con esta colección de ensayos la asociación cultural barcelonesa Orquestra del Caos, que desde hace años organiza en el CCCB el Festival Zeppelin de arte sonoro, iniciaba en el 2005 una muy pausada labor editorial ¯el segundo libro ha aparecido en el 2008¯ con el objetivo de fomentar la reflexión acerca de la dimensión sonora de la contemporaneidad. En concreto, el volumen Espacios sonoros, tecnopolítica y vida cotidiana recoge siete artículos escritos por diez investigadores ¯algunos bastante jóvenes, otros expertos, según explica en la introducción Clara Garí¯ que, con independencia de su adscripción universitaria, han tenido o tienen relación con el grupo de investigación interdisciplinar Ciutat Sonora, nacido precisamente de un proyecto sobre los usos del grito humano desarrollado junto a la Orquestra del Caos.
En esencia, como el propio título indica, esta colección se aproxima al significado político de la dimensión sonora de los espacios urbanos, tomando en consideración el hecho de que hoy en día esa dimensión está casi siempre mediada por la tecnología. En el intento por apropiarse de esos espacios, los humanos despliegan una gran variedad de acciones de naturaleza sonora, musicales o no ¯el clamor de la protesta, los cantos de celebración o el uso de las alarmas, por nombrar sólo algunas de las que el libro trata¯, en las que desempeñan a veces el papel de productores o difusores, siempre el de receptores de sonidos. A pesar de que el subtítulo aluda a la antropología sonora, y de que el volumen haya sido publicado en colaboración con el Institut Català d'Antropologia (ICA), tanto las variadas trayectorias de los autores (algunos antropólogos, sí, pero también psicólogos sociales o musicólogos) como las referencias teóricas que manejan ¯donde la literatura antropológica convive con textos sociológicos, musicológicos, filosóficos, etc.¯, así como la heterogeneidad de los enfoques metodológicos ¯con escasa presencia de procedimientos etnográficos clásicos de investigación sobre el terreno¯ hacen pensar más bien en una empresa interdisciplinar que, sin someterse a ninguna obediencia específica, trata de encontrar los instrumentos más adecuados para explicar una realidad doblemente compleja (por tratarse de sonido y además de sonido en situación, no de sonido-objeto). De hecho, el carácter interdisciplinar de la propuesta está convenientemente subrayado en la breve presentación inicial ¯a cargo del consejo de redacción de Quaderns-e, la revista electrónica del ICA¯, que sin embargo adscribe el proyecto al nuevo ámbito de investigación de la antropología sonora, aludiendo a un rasgo metodológico común a todos los ensayos de la colección: "los hechos culturales son estudiados atendiendo al contexto en el que se producen". He aquí los resúmenes de los artículos incluidos en la colección.
Después de "Ruidos y sonidos: mundos y gentes", un breve texto de José Manuel Berenguer (Orquestra del Caos) que hace una valoración general de la importancia de los temas que se abordarán, la colección comienza con el ensayo de Noel García López (Departamento de Psicología Social, Universidad Autónoma de Barcelona) "Alarmas y sirenas: sonotopías de la conmoción cotidiana". Con un estilo marcadamente lírico, permeado de referencias literarias y filosóficas, García López ofrece una reflexión sobre las alarmas, sobre la manera en que éstas configuran el espacio y sobre los significados políticos asociados a su escucha. Para ello adopta una perspectiva que yo definiría como fenomenológica, en la medida en que hace abstracción de circunstancias o contextos concretos y apela en cambio a una cierta experiencia común del ciudadano medio occidental. Propone el concepto de sonotopoi para definir los espacios compuestos de sonido o los sonidos que ¯como las alarmas¯ tienen una evidente capacidad de espacialización, esto es: no sólo de llenar el espacio, sino de confundirse con él. Analiza también el papel de la alarma como estado de excepción capaz de establecer "en los espacios que compone, ciertas maneras de expresarse, moverse y observar movimientos, de escuchar y ser escuchado, de mirar y ser observado" (p. 22). A juicio de García López las alarmas imponen un "régimen de sonoridad", ante el cual recomienda practicar la escucha crítica: interrogarnos, en definitiva, sobre qué realidades y valores sociales protegen, qué límites pretenden hacer respetar.
En el artículo "Tecnopolítica del sonido: del instrumento acústico a la antropotecnia sonora" Daniel López Gómez (Departamento de Psicología Social, Universidad Autónoma de Barcelona) se pregunta en qué sentido cabe considerar las tecnologías sonoras como tecnologías políticas. En particular, plantea el caso de la celebración del May Day 2005 en Barcelona y el contraste entre los dos tipos de tecnologías sonoras que allí se utilizaron: cantos y consignas tradicionales difundidas por altavoz vs. sound system como forma de reivindicación festiva. Negando la acepción habitual de la tecnología como medio útil para ciertos fines, y aceptando en cambio la afirmación de Bruno Latour de que "la tecnología es el arte de la curvatura" ¯es decir: es mediadora¯ el autor sugiere que la política es "un asunto eminentemente tecnológico" (p. 32). Por otro lado, las reflexiones de Michel Foucault en torno a las tecnologías (sobre todo visuales) como productoras de subjetividad le sirven para introducir el concepto de antropotecnia. Finalmente, recoge las teorías de Peter Sloterdijk sobre el papel de las tecnologías sonoras en la política, y en particular en la producción de unidades paleopolíticas (familias, clanes, tribus, etc.) dedicadas a garantizar el cuidado y la reproducción: frente a las estrategias de convicción de la política, las tecnologías sonoras paleopolíticas buscarían sobre todo la conmoción, esto es, la creación de un estado de ánimo colectivo. A juicio de López Gómez, cabe interpretar el altavoz y el sound system como dos antropotecnias de distinto tipo ¯la primera de convicción, la segunda de conmoción¯, que en cuanto tales producen sujetos colectivos distintos: en el primer caso, "masa, esto es, sujetos colectivos organizados, con límites internos y externos claros" en el segundo, "manadas, es decir sujetos colectivos dispersos pero indescomponibles" (p. 36).
En "Sonido y sociabilidad: consistencia bioacústica en espacios públicos" Miguel Alonso Cambrón (Grup de Treball Etnografia dels Espais Públics, Institut Català d'Antropologia) introduce una perspectiva teórica distinta, basada en la lectura de textos de Bernie Krausse sobre bioacústica. Por un lado critica el movimiento del paisajismo sonoro en el que Krausse se inscribe, acusándolo de promover una visión estética, purista ¯contraria al ruido y a cualquier forma de alteración acústica no natural¯ que, a su juicio, es en última estancia antropocéntrica. Por otro lado, propone la adopción del punto de vista ecológico en el análisis de entornos sonoros urbanos, y en particular de conceptos como la hipótesis del nicho, según la cual cada especie ocupa una determinada banda del espectro sónico. Así, sugiere convertir la biofonía de Krausse y otros en una sociofonía, que se referiría a "las formas sonoras que toma la sociabilidad" (p. 38): en vez de estudiar los "hábitats saludables" y los "ecosistemas no alterados", esta antropología ecológica del sonido estudiaría hábitats poco saludables y ecosistemas en constante alteración. Aboga también por aplicar el método etológico, pero sin intención de biologizar la acción humana. Según argumenta Alonso Cambrón, la perspectiva ecológica permite considerar los sonidos de la sociabilidad en espacios públicos como acciones de continua adaptación de unos seres a otros, cuyo resultado puede ser un cierto nivel de "coherencia sociofónica" (p. 49).
"El gest digne per cantar tot junts a una sola veu", del musicólogo Jaume Ayats (Universidad Autónoma de Barcelona), cuya traducción al castellano ("El gesto digno para cantar todos con una sola voz") se incluye al final del libro, es el que aborda un tema más propiamente musical: la situación de "canción emblemática", es decir, aquélla en la que un determinado grupo humano se une al entonar una canción con la que se identifica. El autor defiende que las piezas que se cantan en estas ocasiones no se distinguen por sus características formales, sino por el efecto que producen (tanto a los que las cantan como a los otros), las emociones que vehiculan y la función que cumplen en esa situación social. En otras palabras, no se trata de un género ni de una cualidad propia de determinadas canciones, sino de "una situación comunicativa en la que los objetivos del grupo conforman el acto de cantar y lo colman de unas vivencias determinadas" (p. 104). Normalmente las comunidades suelen tener una sola canción emblemática, que se interpreta en momentos muy determinados de sus celebraciones o actos. Otra característica de las canciones emblemáticas es su estabilidad, tanto de la canción en sí (texto y música) como de la forma en que se interpreta. No obstante, Ayats precisa que esto no quiere decir que las canciones emblemáticas no sufran variaciones: por un lado está la dimensión individual, los distintos sentidos que cada miembro de la comunidad le pueda atribuir a esa canción; por otro, está la posibilidad de variaciones, que en el caso de la canción emblemática, por su carácter cercano a lo sagrado, pueden tener una finalidad transgresora. El autor ilustra estas observaciones con algunos ejemplos de la vida social catalana, como el futbolístico Himne del Barça o el canto religioso del Virolai.
En "De la Internacional al sound system: aproximación al paisaje sonoro de las manifestaciones", Andrés Antebi y Pablo González (Grup de Treball Etnografia dels Espais Públics, Institut Català d'Antropologia) ofrecen una visión panorámica de la evolución de los paisajes sonoros de las manifestaciones en Barcelona, de 1890 hasta nuestros días. Partiendo de la idea de que las manifestaciones "[c]onstruyen una gramática y una acústica propia, bien reconocible, que irrumpe en el medio cotidiano, imponiéndose al resto de los elementos que configuran el paisaje sonoro habitual" (p. 74), los autores distinguen varios tipos de sonido característicos de las manifestaciones: eslóganes, consignas, el murmullo de la multitud, los sonidos de disturbios o enfrentamientos, los cantos emblemáticos, y un elemento tecnológico nuevo: el sound system. De hecho, como intentan demostrar, la introducción del sound system es consecuencia de un proceso creciente de carnavalización que se inició a mediados de los años ochenta del siglo pasado, y que tiende a considerar las manifestaciones como ocasiones predominantemente festivas, en las que la música, como es lógico, asume formas y funcionalidades nuevas.
Finalmente, el breve texto de Manuel Delgado (Departamento de Antropología Social, Universidad de Barcelona) "El soplo en el jardín y el rugido en el bosque" subraya la importancia de las fuentes estéticas ¯cine y literatura, sobre todo¯ para la comprensión de la experiencia sonora: es decir, su relevancia no sólo como documentos históricos, sino como manifestaciones distintas de una misma realidad plural, que es el espacio de la ciudad moderna.
Como se deduce (espero) del resumen de los ensayos, y como había ya comentado al principio de esta reseña, la colección destaca por la pluralidad de enfoques, aunque decididamente predomina la ambición teorizadora por encima del análisis de contextos concretos. Esto, aunque en principio puede ser objeto de crítica, resulta al fin y al cabo bastante natural, por ser la antropología sonora un campo de estudio interdisciplinar y en gran medida aún por definir, en el que se impone la tarea urgente de consensuar herramientas y conceptos. En este sentido, creo que hubiera sido deseable ¯sobre todo para facilitar la tarea al lector¯ que la colección se hubiera iniciado con una introducción de carácter más programático, que fijara la posición común o la propuesta a partir de la cual los autores desarrollaron sus textos. Dejando esta objeción a un lado, me parece que los autores aportan un número considerable de vocablos (sonotopoi, sociofonía, coherencia sociofónica, tecnologías sonoras de convicción y de conmoción, etc.) susceptibles de ser incorporados al vocabulario común de la antropología sonora. Otras cuestiones terminológicas (no sólo terminológicas, de hecho), como el uso de "paisaje sonoro", quedan abiertas. Como he explicado antes, Miguel Alonso Cambrón critica en su texto la perspectiva del movimiento del paisaje sonoro ¯comparto sus argumentos¯; en cambio, Andrés Antebi y Pablo González emplean en su texto "paisaje sonoro" de manera acrítica. Por otro lado, en lo que respecta a las situaciones concretas que se abordan, destaca el protagonismo de contextos ligados al proyecto inicial del que deriva el libro (sobre los usos del grito humano para generar consenso), con dos ensayos (el de Daniel López Gómez y el de Andrés Antebi y Pablo González) que parten de o giran en torno a las manifestaciones políticas, y un tercero (el de Jaume Ayats) sobre el concepto de "canción emblemática". Sin embargo, las problemáticas ligadas al control social, que la introducción señala como uno de los ejes temáticos del libro, tienen poca presencia (de ellas se ocupa sólo Noel García López). De acuerdo con la ambición del título elegido, me parece que hubiera sido productivo presentar una mayor variedad de situaciones y contextos. No obstante, ante todo merece la pena destacar el carácter pionero y la oportunidad de la propuesta: el empeño por encontrar palabras para hablar de algo que, con independencia de su complejidad, es urgente abordar. En definitiva, se trata de asumir que para comprender nuestra manera de accionar e interaccionar con los espacios es imprescindible tener en cuenta la dimensión sonora.