New York: Oxford University Press. 2002. 178 pp.
ISBN: 0-19-285429-1
World Music podemos encontrar en cualquier lugar del mundo: tanto puede ser considerada música folk como música artística o música popular, sea ésta practicada por aficionados o por profesionales; puede ser en origen sagrada, secular o comercial y sus intérpretes pueden enfatizar su autenticidad mientras dependen de los medios de comunicación masivos para acceder a su cuota de mercado. Los consumidores de World Music pueden celebrar lo exclusivo o disfrutar de la novedad de lo exótico, del <<otro>> sonoro. En palabras de Bohlman:
The old definitions and distinctions don’t hold anymore; world music can be Western or non-Western, acoustic or electronically mixed. The world of world music has no boundaries, therefore access to world music is open to all. There´s ample justification to call just about anything world music(Bohlman 2002: xi)
Obviamente elfenómeno de la World Music se relaciona estrechamente con el de la globalización y se encuentran íntimamente ligado a ésta en los términos en los que la describe García Canclini:
La globalización, que exacerba la competencia internacional y desestructura la producción cultural endógena, favorece la expansión de industrias culturales con capacidad a la vez de homogeneizar y atender en forma articulada las diversidades sectoriales y regionales. Destruye o debilita a los productores poco eficientes y concede a las culturas periféricas la posibilidad de encapsularse en sus tradiciones locales. En unos pocos casos, da a esas culturas la posibilidad de estilizarse y difundir su música, fiesta y gastronomía a través de empresas transnacionales (Canclini 2000: 24)
En las siguientes páginas comentaré de forma sintética las ideas principales de del libro de Ph. Bohlman World Music: A Very Short Introduction, en el cual una serie de planteamientos recurrentes articulan y cohesionan el itinerario narrativo del libro. El libro responde al perfil de un texto introductorio ypretende mostrar la compleja red de asociaciones que encontramos ligadas a la World Music, tanto en lo referente a aspectos epistemológicos, como a los historiográficos y musicales. Estos aspectos se resumen en una concepción de la World Music que el autor destaca como:
La coherencia de este texto introductorio se ve beneficiada por el orden de los capítulos, permitiendo al lector comprender de manera clara los diferentes ejes narrativos –interrelacionados entre sí- presentes en el libro. Como expone Bohlman, su objetivo es que el lector se sienta cada vez más atraído por la World Music como experiencia, o al menos, prepararlo para que pueda acercarse a ella comprendiendo su sentido. Los capítulos mantienen al mismo tiempo su independencia y su interconexión. Éstos son: 1) “In the beginning...Myth. and meaning in World Music”; 2) “The West and the world”; 3) “Between myth and history”; 4) “Music of the folk”; 5) “Music of the nations”; 6) “Diaspora”; 7) “Colonial musics, post-colonial worlds, and the globalization of World Music”.
El primer problema que nos plantea Bohman en sul texto es cómo llegar a definir el concepto de “World Music”. El autor considera que el rubro debería corresponder a la música de todo el mundo, pero que en realidad define el proceso de apropiación, explotación y venta de la música tradicional como música popular. Es preciso tener en cuenta que esta etiqueta, al menos su creación, es una invención occidental creada un 29 de junio de 1987 en una reunión celebrada en Londres entre responsables de pequeñas empresas discográficas británicas, e imponiéndose en aquel momento a otras designaciones como Worldbeat, Worldfusion, Ethnopop, etc, usadas en la década de 1990s. Esta etiqueta aparecía para designar un nuevo producto comercial que tenía como principal activo el aportar “nuevos sonidos para una cultura aburrida” (Joe Boyd, de Hannibal Records cit. en Galilea 2005). La World Music, con el tiempo, ha acabado representando por un lado los intereses económicos y comerciales de las compañías discográficas, a la vez que está abriendo una vía para situar a algunas tradiciones musicales en los nuevos tiempos. Pero ¿hasta que punto podemos diferenciar entre ambas realidades?¿son incompatibles entre sí, o más bien todo lo contrario? ¿el público es consciente del trasfondo que podemos encontrar detrás del término World Music?..., en definitiva, ¿qué es la World Music?. Esta última pregunta marca el punto de partida y el punto final del libro: es la gran pregunta que ayuda tanto al escritor como al lector a ubicarse al pasar página tras página.
En el caso de las creaciones rubricadas como World Music los productores se dedican a explotar los recursos culturales, en este caso los musicales, de un determinado grupo fusionándolos de algún modo o produciendo músicas híbridas. Este proceso puede enriquecer a determinados estilos musicales y empobrecer paralelamente a otros. En realidad, esta denominación se pierde al difuminar en su seno un amplio abanico de estilos y géneros musicales. La supuesta autenticidad que vende es una excusa, la máscara que cubre la representación de la diferencia y de la diversidad.
La World Music ha proporcionado a géneros como el folk la base de acción adecuada para su expansión –y en última instancia su supervivencia- en el siglo XXI. ¿O ha sido el folk el que ha proporcionado el marco de actuación de la World Music?. Como muy bien observa el autor, los dos géneros comparten un mismo marco y se retroalimentan mútuamente, aunque al final se haya impuesto comercialmente la denominación de World Music. La etiqueta “World Music” es más atractiva que la de “folk” al implicar una dimensión más global y no necesita, como esta última, acompañarse de otro nombre o identidad local (ya sea celta, egipcia, otomana, andina...) para ser identificada por el consumidor. La marca triunfadora admite en su seno una gran amalgama de sonidos que permite la continua inclusión de músicas tradicionales ecualizadas[1] y todas aquellas fusiones e hibridaciones que se quieran hacer, reconociéndose comouna de las vías más efectivas para asegurar la difusión, supervivencia y consumo de una cultura musical concreta.
En los textos sobre World Music hay una referencia constante a la cuestión de la identidad, y sobretodo a la relación entre ésta y los procesos de globalización. Tratamos con un intento de conformar una música global, una música que permite la difusión de los rasgos musicales más característicos de una cultura musical concreta dentro de un contexto global. Muchas veces se dice que la música es un lenguaje universal, sin fronteras, pero sabemos que esta expresión no es sino reflejo del deseo de querer proyectar un significado global. Pero como todo, hay que discernir puntos importantes. Por ejemplo ¿quién supervisa la elaboración de esta nueva música global?¿a qué públicos va destinada, a todo el mundo o a los consumidores que posean los medios económicos necesarios para acceder a este producto?¿podemos considerar que música global es equivalente a música internacional? Todas estas preguntas planteadas por el autor muestran las contradicciones internas de esta etiquetay, al mismo tiempo, manifiestan las tensiones que se producen entre los diferentes actores políticos, sociales y económicos que participan en este fenómeno. Como bien dice F. Giannattasio, la concepción estética de esta etiqueta es “la union entre móviles idéologiques, revenus economiques et politiques interculturelles” (Giannattasio 2000) que tiene lugar en las sociedades occidentales. Situación que deja de lado por ejemplo la opinión de los músicos del llamado Tercer Mundo. Por todo ello en cierta manera podemos considerar esta etiqueta como una extensión más de las relaciones postcoloniales que articulan al mundo contemporáneo. Bohlman plantea dos cuestiones clave que ponen de relieve esta cuestión: por un lado se pregunta si la World Music refuerza la división del mundo entre ricos y pobres; y por otro plantea el dilema de la apropiación, que implica en muchas ocasiones la noción más extrema de simple explotación.
Otra perspectiva a tener en cuenta cuando hablamos de WorldMusic es la posibilidad de que ésta sea un marco de actuación que ayude a la supervivencia de unos rasgos musicales esenciales de una cultura concreta, de una identidad específica. Paradójicamente estas dos caras están presentes en el mundo actual: por un lado defendemos la globalidad, la universalidad de los derechos humanos, la condición de humanidad;y por otro observamos cómo se refuerzan los nacionalismos y rebrotan los integrismos identitarios. Como apunta A. Maalouf en su libro Identidades Asesinas (1999) lejos de suponer que en el fondo de cada persona hay una sola pertenencia que determina su esencia, en realidad cada persona posee una multiplicidad de pertenencias. Estas visiones se corresponden plenamente con las reacciones que suscita el fenómeno de la globalización en la actualidad: desde reforzar la propia identidad hasta integrarnos, diluirnos en una nueva realidad global. Si bien ambas son, como sabemos, opciones utópicas.
Actualmente el volumen de WorldMusic es inmenso y está presente en todo el mundo gracias a la presencia de la tecnología que permite una mayor difusión a través del cassette, del CD, de Internet, etc. Pero es preciso no perder de vista que este fenómeno esta íntimamente ligado a la globalización y que no se trata simplemente de la música exótica del “otro”, a pesar de que sea uno de los rasgos que más sobresalen. No podemos tampoco olvidar la gran variedad de respuestas contradictorias y diferentes a la pregunta ¿qué es la música? La complejidad de las cuestiones estéticas que presenta la World Music en un mundo en donde los movimientos de población son muy intensos y las vías de comunicación son muy rápidas es evidente. Sobretodo en las ciudades, verdaderos centros neurálgicos de nuestras sociedades y responsables de marcar los parámetros de consumo de la World Music, así como de una gran multitud de productos (cine, teatro, moda, prensa, etc). No podemos tampoco desvincular los contextos sociales de las músicas que producen. Por ejemplo Naashrat Fatah Ali Khan´s era consciente de las diferencias que presentaba la práctica musical dentro del sufismo respecto a aquellas situaciones en que la música sufí se usaba descontextualizadamente. Esta diferencia marca el eje principal del libro, al contrastar la interpretación de los repertorios populares con las prácticas de la World Musiccaracterizada fundamentalmente por el revival, el retorno y la nostalgia. Podemos decir que la World Music es la tradición restaurada con nuevos significados y significantes en el mundo actual: las melodías y las funciones tradicionales experimentan la transformación al proyectarse sobre ellas la armonía occidental y por ser preparadas para el consumo global gracias a las discográficas internacionales. Lo local depende de lo global, entendiendo de esta manera que es Occidente quien marca los patrones de la globalidad al ser la cultura hegemónica. En un marco así es importante saber diferenciar entre las diversas dimensiones que nos plantea la World Music: local / global, real / imaginada, identidad propia / el otro / identidad global, autenticidad / fusión e hibridación, significado original / nuevo significado, etc. Dimensiones que se interrelacionan entre ellas y que implican paralelamente una densa red de conceptos, generando todo ello un fenómeno de gran complejidad, tanto en el plano teórico como en la práctica.
La World Music ha sido reinventada continuamente, oscilando en su naturaleza ambigua y contradictoria, fomentando la igualdad cultural al tiempo que imponíala superioridad de la cultura occidental en el mundo; promoviendo la convivencia a la vez que el retraimiento localista. En su naturaleza dual se manifiesta como producto de la diferencia cultural y a la vez como mero entretenimiento a partir de los gustos de consumidores cosmopolitas. Por ello, en su intento de preservar la tradición o de promover un sustrato cultural determinado, choca con los intereses de los estados que también propugnan una cultura nacional, que pretende superponerse al resto. Un último punto clave que plantea el trabajo de Bohlman es la relación entre la World Music y las experiencias musicales de exiliados e inmigrantes. En este contexto la World Music asume una serie de funciones, que podrían resumirse como:
En definitiva podemos afirmar que la World Music ha conseguido imponerse en el mercado actual gracias a su papel dentro de los flujos de la globalización, proporcionando un nuevo marco de actuación a las músicas tradicionales, las cuales se revitalizan en su intento de elaborar una identidad global. Con ello otorga reconocimiento a la diversidad cultural y ampara su capacidad evocadora. Pero paradójicamente, las causas y las consecuencias de esta revitalización también son las de su debilitamiento. Realmente las contradicciones de la World Music no son más que el reflejo de las contradicciones de nuestro tiempo.